¡Hola! Estoy de vuelta por aquí para haceros una reseña de la primera exposición de muñecas que he visitado. En concreto, se trata de "Nines i moda" (Muñecas y moda, en castellano), organizada por el Museo Textil de Terrassa y que fue inaugurada el pasado 20 de octubre.
Si no recuerdo mal, descubrí la muestra a los pocos días de que la abrieran al público, de manera totalmente casual, a través de Instagram. Me pareció super interesante y me hacía ilusión ir, dado que Terrassa es una ciudad que me queda relativamente cerca de casa (a media hora, más o menos a la misma distancia que Barcelona) y, ni siquiera en una ciudad tan importante como es Barcelona, recuerdo que se haya organizado alguna de esta temática, mientras en Madrid sí, como una para el 55 aniversario de Nancy en el Museo del Traje. De hecho, llevo mucho tiempo queriendo ir a Onil para visitar su Museo de la Muñeca, así como a Ibi, donde hay otro del juguete pero, mientras llega el momento, he tenido la oportunidad de ver una exhibición cerca de donde vivo.
(No sé si en otros puntos de la ciudad también se publicita la exposición, pero frente al museo podemos ver el cartel oficial).
Antes de empezar os aviso de que la calidad de las fotos no es nada del otro mundo, en parte por la oscuridad de la sala pero también porque la cámara de mi móvil es bastante mediocre. No obstante, algunas fotos se verán más definidas, dado que las hizo con su móvil mi novio, quien decidió acompañarme y, para mi sorpresa, no se aburrió y dijo que yo lo sabía todo, dándole más información que la propia exposición, jeje.
La exposición tiene la finalidad de mostrar la evolución de las muñecas maniquí o fashion dolls, tanto desde la vertiente estética y de la Historia de la moda, así como desde el ámbito educativo que poseen en relación con las niñas, que obtenían (y obtienen) el conocimiento de las últimas tendencias a través del juego.
Por ello, se disponen en la sala varias vitrinas con diversos ejemplos de muñecas, algunas de ellas verdaderos iconos, con sus correspondientes explicaciones e incluso curiosidades.
En la primera vitrina encontramos a las Parisiennes, muñecas que se remontan al siglo XIX y son, mayoritariamente, de producción francesa. Realizadas en porcelana, entre otros materiales, eran objetos de verdadero lujo y son el mayor exponente de la vestimenta de las damas más distinguidas de la época, sirviendo incluso a modistas para conocer las últimas tendencias y mostraban qué atuendos vestir para cada ocasión.
Me parecen unas muñecas que, a diferencia de las típicas de porcelana de la época que podemos imaginar, como las que salen retratadas en fotografías con sus pequeñas dueñas, no estaban ideadas para jugar; no las veo como la "amiga" de una niña pequeña, sino como un objeto decorativo y de un valor muy significativo, en aquella época a nivel social y, ahora, a nivel histórico.
Llega el turno de Mariquita Pérez, una de las muñecas españolas más famosas de la historia (creo que está ahí ahí con Nancy). Esta muñeca es el símbolo de una época, la posguerra y, en concreto, el de un sector de la sociedad española, la clase adinerada que podía permitirse una muñeca cuyo coste equivalía prácticamente al del salario base. Además, tenía multitud de conjuntos y complementos, teniendo por eslogan "La muñeca que se viste como una niña de verdad", y está claro que iba mejor vestida que muchas niñas de familias humildes.
En la vitrina había varias muñecas, tres de ellas de los años 40, con esa estética de niña regordeta de familia bien, y tenemos otra, ya de los 50, mucho más estilizada y con un aspecto más adolescente. Yo, mientras, le iba explicando a mi novio todo esto (menudo rollo le debí meter) y que la llegada del plástico supuso la democratización de los juguetes, pero también el inicio del fin de esta muñeca y otras que competían con ella, como la popular Gisela. Además, al lado había expuesto el mítico maletín de Mariquita, donde podían guardarse su ropa y accesorios.
Y llegamos a mi vitrina favorita. Nancy es una de las muñecas españolas más famosas (es gracioso que su fabricante sea Famosa, jajaja) y, sin lugar a dudas, la más vendida. Como os comentaba antes, el plástico permitió que los juguetes fueran más asequibles y Nancy surgió en la época del baby boom, convirtiéndose en el símbolo de una generación de niñas que crecieron entre los últimos años de la dictadura y los años de transición, si bien siguió vendiéndose en los 80 y 90, aunque ya con una competencia feroz que la fue opacando. Representaba a una adolescente o chica joven moderna y a la moda, con infinidad de conjuntos y complementos; en definitiva, el sueño de muchas niñas. Creo que poc@s aquí no conocéis a Nancy.
La vitrina estaba llena de bellezones (antes de irme volví a verla porque es un deleite para la vista). Es fantástico ver tantas Nancys bonitas juntas, tuve la oportunidad de ver una de las primeras que salieron, la Presentación, así como otras preciosidades, a destacar la negrita, que es un bombón... En la parte derecha ya había modelos de los 80, así como la amiga espacial Selene, y una de colección, diseñada por Ion Fiz. Yo estoy enamorada de Nancy, me encantaría tener una patabollo, porque ya tengo una articulada...
La siguiente vitrina está dedicada a la muñeca por excelencia, la más famosa de la Historia: Barbie. Si bien el texto explica sus orígenes y el éxito que ha tenido a lo largo de las décadas alrededor del mundo (me impresionó el dato de que Mattel ha sido la mayor productora de tejido del mundo, no recuerdo la cifra pero es una barbaridad la cantidad de tela que se ha usado para su muñeca estrella), pone también el foco en su llegada a España y la recepción que tuvo. Esta muñeca estadounidense rompía con los moldes establecidos aquí, en un país que acababa de salir de una dictadura y mantenía valores tradicionales, por lo que su recepción fue controvertida, especialmente entre los adultos, a pesar de que eso no impidió su éxito arrollador e imparable.
En la vitrina encontramos a la mítica Barbie SuperStar de 1977, la primera que se vendió en España (aquí llegó en 1978 de la mano de Congost), así como varios modelos icónicos de los 80, una de las épocas doradas de Barbie, sin duda. En la esquina derecha encontramos varias de los 90, como la Totally Hair de 1992, la Barbie más vendida de la historia (lástima que el vestido esté descosido...), y una que desconocía totalmente, de 1997, que fue una colaboración con unas galerías comerciales de lujo de Barcelona. Otra colaboración es la de Pertegaz, quien diseñó un traje para Barbie con motivo de su décimo aniversario en España, en 1988.
La siguiente vitrina está centrada en las fashion dolls americanas producidas a partir de los años 90, momento en que se inició el auge del coleccionismo adulto de muñecas, implicando también el surgimiento de convenciones y toda una comunidad organizada alrededor de las muñecas maniquí, de lo más sofisticadas y delicadas.
Pude ver, a parte de algunas Barbies, como una silkstone, varias muñecas que no había visto antes en persona (Gene, Kitty Collier, Tyler Wentworth...), pero, sin duda, las que más me gustaron fueron las Poppy Parker y, más que ninguna, la Déjà Vu, esa absoluta maravilla de muñeca que pusieron en el lateral de la vitrina y no lucía en todo su esplendor... Estas muñecas me fascinan absolutamente, no sé si recordáis que os las presenté en el blog con una extensa entrada hace tiempo, pero es que me parecen bellísimas de cara y con unos atuendos de ensueño; eso sí, no imaginaba que fueran tan grandes, a pesar de saber cuánto medían. Me hizo una ilusión tremenda verla, es de las mejores muñecas de la exposición para mí.
Esta parte de la exposición ya pertenecía al espacio de creación, y en su vitrina vemos una serie de muñecas vestidas por un diseñador de muñecas llamado Antonio March, que tiene verdadero talento, especialmente para los trajes de época. Hay muñecas muy variadas, como un par de Nancys de colección (la Romántica es muy bonita), así como una Mari's igual a la mía, morena y de ojos azules, además de alguna Barbie.
El otro ámbito de este espacio estaba dedicado a una muestra de fotografías de Guillem Medina, reconocido coleccionista y coautor de la revista Toyland, así como la serie de libros homónimos, entre otros títulos. Las fotos muestran a Barbie en su primera versión junto a Ken, Midge, Allan y Skipper. Son fotografías realmente bonitas y hechas con mucho mimo y buen gusto.
En el centro de la sala había una vitrina que se complementaba con las de las diferentes muñecas, mostrando especialmente conjuntos de ropa y catálogos. Aquí vemos la parte dedicada a las fashion dolls de colección, con una bonita muñeca JHD Fashion Doll en caja (desconocía totalmente la existencia de esta marca, es china).
El apartado de Barbie mostraba muchos catálogos, revistas y conjuntos, uno de ellos en caja. Pero, sin lugar a dudas, destaca esa Barbie Secretos de Belleza fabricada por Congost en 1981, nuevecita en caja.
En el caso de Nancy, se exponen varios conjuntos y catálogos, tanto de los 70 como de los 80, así como el famoso Corta y Cose, con caja incluida. Me sorprendió ver una Nancy model o maniquí en la exposición, encima nueva en caja. Se trata del modelo con vestido de novia diseñado por Agatha Ruiz de la Prada, de 2003. Lo primero que hizo mi novio al verla es decir que parecía una Barbie, y ahí le solté el rollo de que en los 90 Barbie era la reina indiscutible del mercado y eso hizo que Nancy se reinventara y pasara a ser un pseudo clon.
El área de Mariquita Pérez muestra varios vestidos y accesorios para la muñeca, poniendo de manifiesto que no le faltaba detalle; solo hace falta fijarse en esa maravilla de cámara con su funda o el paraguas. También demuestra que supuso todo un fenómeno infantil que fue más allá de la propia muñeca, con productos derivados, como libros y discos.
El espacio de las muñecas decimonónicas muestra varias prendas de ropa con un detalle asombroso, como se puede apreciar en esos maravillosos botines y el sombrero, además de una muñeca desnuda, dejando al descubierto su cuerpo de piel de cabritilla (me sorprendió muchísimo esto, no había visto que hubiera muñecas de ese material) y brazos de cerámica.
Finalmente, hay una gran caja que simula la de una muñeca, con la finalidad de que los visitantes se metan dentro para hacerse fotos.
Y así hice:
Creo que la idea con la que hay que quedarse a partir de esta instalación tan ingeniosa es que todas podemos ser muñecas. La exposición evidencia el vínculo de las muñecas, un objeto tan antiguo y cotidiano, con la moda, y es que ellas han servido para construir la imagen de femineidad.
A las mujeres se nos han inculcado desde pequeñas muchas ideas y cánones, y las muñecas no son inocentes en este sentido. No obstante, creo que también sirven para transmitir mensajes positivos y en los últimos años se están transformando muchas de las concepciones que parecían inamovibles.
Algo que me gustó ver era a una madre junto a sus hijas pequeñas disfrutando de la exposición; una de las niñas llevaba en brazos una Nancy (de las actuales, claro está). Es bonito ver cómo las muñecas, a pesar de sus transformaciones, nunca pasan de moda y son disfrutadas a través de las generaciones. Además, me parece fantástico que el museo haga visitas comentadas y organice actividades complementarias, como talleres para crear ropa a las muñecas.
Espero que os haya gustado mi reseña. Aunque fuera una exposición pequeña, la disfruté mucho, más todavía con la compañía de alguien que se interesa por mi afición.
¡Hasta la próxima!
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