lunes, 27 de agosto de 2018

Farita


¡Hola! Hoy vengo a presentaros una de mis muñecas.

Esta muñeca llegó a mis manos en abril aproximadamente, gracias a mi padre. Uno de los clientes de la empresa en la que trabaja la tenía en su almacén, sacada de la basura y los escombros. Entonces, mi padre preguntó por ella y el hombre le dijo que se la llevase sin darle nada a cambio.

Cuando llegó a casa con ella, me hizo mucha ilusión; pero más que por la muñeca, por el hecho de haber salido de él haber querido hacerse con la muñeca para dármela (si es que tengo un padre que no me lo merezco).

La verdad es que el aspecto de la muñeca era lamentable, con un pelo hecho estropajo que parecía indomable, la camisa descosida y manchas en cuerpo y ropa. No obstante, creí que estaba bien encargarse de hacerla brillar (todo lo mejor que supiera), para poder coger práctica con la restauración de muñecas.

Algo que también me interesaba saber era su identidad, pero no presenta ninguna marca, lo cual dificultó la tarea. Por suerte, Salyperla fue muy amable y consiguió identificarla en menos que canta un gallo. Le agradezco mucho su colaboración ya que, gracias a ella, pude descubrir que se trata de Farita, una muñeca creada a principios de los años 60 por Farita. ¿Es curioso que una muñeca tenga el mismo nombre de su fabricante, verdad? Sí conozco casos como el de Famosita, Famosín, Jesmarín, Jesmarina... Pero el hecho de que muñeca y fabricante compartan nombre puede llevar a confusiones.

Os dejo las fotos que plasman el estado en el que llegó a casa:








La camisola de su ropa interior (o pijama, asunto que no he terminado de esclarecer) se descosió y caía hacia abajo, tapando las braguitas. No obstante, seguía uno de sus hilos adheridos al alfiler que hay en su espalda.

Como veis, únicamente se ha conservado una de sus sandalias, lo cual es una pena, porque veo muy complicado poder conseguirle otra.









El llorón que tiene en la espalda funciona y sus brazos están unidos mediante gomas que han aguantado muy bien el paso de los años. Además, se puede apreciar el alfiler que tiene clavado la muñeca para poder aguantar la camisa.







La goma de la cabeza ha perdido color con los años y los labios también han perdido pintura. Además, no sé si se ve bien que presentan un agujero, destinado a meter agua en él, que después sale por otro agujero situado entre las piernas de la muñeca.

Sus ojos son de iris margarita azul y las pestañas son de plástico, de una sola pieza. Cabe añadir que al rededor de los ojos se ha originado una capa fina y extraña que evidencia el deterioro del material. Finalmente, se puede ver la nuca sin ninguna clase de marca identificadora.







Y este era su pelo (o lo que sea...) que, francamente, daba hasta grima tocar.


La tuve mucho tiempo así, hasta que a principios de julio decidí ponerme manos a la obra y dar comienzo a la "restauración".

Después de intentar domar ese pelo con mascarilla y suavizante, limpié el cuerpo y cosí la camisa.

Este es el resultado:









El pelo no era tan duro de pelar como yo creí. Fue dejarlo un rato bien "untado" de mascarilla y, al aclarar, fue muy fácil peinarlo. De hecho, no había prácticamente enredos.

Es evidente que este no era el peinado original y la melena fue cortada por su anterior propietario, pero no he querido complicarme mucho ya que no soy muy buena peluquera. Además, el pelo está muy seco y áspero, no sé qué hacer para que lo tenga hidratado.





Pensé en lavarle la ropa, puesto que presenta manchas de óxido, pero no las tengo todas conmigo. Después de todo, esta ropa tiene más de cincuenta años y podría estropearse muy fácilmente...

Eso sí, la camisa la volví a coser y a encajar en el alfiler, aunque se la subo hacia arriba porque no me gusta que quede por debajo de los pechos. ¿En qué pensarían los fabricantes?


Unas fotos:













Aquí la tenéis con Nancy. Como veis, es un poco más bajita que ésta, ya que mide 42 centímetros; mientras Farita mide 38.







Os dejo unas fotos en las que podéis ver cómo se vendía. La verdad es que sus conjuntos son preciosos, ojalá se hubiese conservado el de la mía.

Es importante observar las cajas de la muñeca, ya que sitúan cronológicamente su vida en el mercado. Las más antiguas son de principios de los 60, probablemente de 1961 o 1962, con dibujos, el nombre y la lista de colores de cabello y vestido (que debían ser marcadas al empaquetar la muñeca) en la parte inferior o superior.

La última caja presenta el nombre de la muñeca con letras grandes en la tapa, junto a fotos de Farita. Es de mediados de los 60, probablemente de 1965. Seguramente dejó de venderse al año siguiente.

Además, hubo otro modelo de Farita que medía 10 centímetros más (por lo tanto, 48), que tiene el rostro un poco distinto (como los labios más gruesos); a pesar de que la característica que hace diferenciarlas por completo son los dos pronunciados hoyuelos que hay en cada una de las rodillas de la Farita grande.

Además, existió una muñeca de comunión que tiene el mismo molde de la cabeza, pero mide 34 centímetros.



















(Es muy posible que la mía fuera igual que esta)
























Fotos: todocoleccion.net. 



Y hablando de muñecas de Farita, he encontrado una tremendamente adorable que me ha robado el corazón:









Es de los 60 y mide lo mismo que Farita (38 centímetros), aunque desconozco su identidad. ¿No sería maravilloso verla en directo?


Fotos: todocoleccion.net.


Espero que os haya gustado.


¡Hasta la próxima!