¡Hola! En primer lugar, quería disculparme por mi prolongada ausencia. Llevo unos meses en que tengo el tiempo ocupado en otras cosas (parece que en esto consiste la transición a la vida adulta) y apenas puedo pasarme por aquí, ni siquiera para leer vuestros blogs, algo que me apena mucho. No obstante, hoy es un día especial, porque el blog cumple 11 años (casi nada) y al menos quería dejar por aquí una entrada.
Retomamos las curiosidades muñequiles con un tema muy curioso del que tenía ganas de hablar desde que lo descubrí; hace tanto, que ya ni sé cuándo fue. Es probable que much@s de vosotr@s conozcáis a Thomas Alva Edison, uno de los científicos e inventores más populares de la historia. Se le atribuyen tremendos logros, como la invención de la bombilla (aunque este tema es más que controvertido) y el fonógrafo. Pues bien, él también desarrolló su faceta de empresario y decidió ganar dinero mediante sus inventos. Uno de ellos fue de lo más sorprendente.
En 1877, Edison creó la muñeca parlante, y digo "la" en vez de "una" porque jamás había existido otra antes. Este pasó años desarrollando el invento y perfeccionándolo hasta que, en 1887, fue fundada la Edison Phonograph Toy Manufacturing Company por parte de William W. Jacques y Lowell Briggs, con la intención de comercializar el juguete.
Tras unos años de preparación, ya que en la prensa de 1888 se anunció la noticia, las muñecas fueron lanzadas en 1890, convirtiéndose en una novedad verdaderamente revolucionaria. Se trata de muñecas de 56 centímetros hechas en los materiales típicos de la época, con un cuerpo de madera articulado en diversos puntos (rodillas, muslos, caderas, codos y hombros) y cabeza de bisque (importada de la prestigiosa Simon & Halbig), mientras el tronco era de hojalata y en él se alojaba un fonógrafo en miniatura, el cual era accionado mediante una manivela colocada en la espalda. De esta manera, se reproducía el sonido grabado en el cilindro de cera en forma de anillo que incluía cada muñeca, el cual albergaba canciones infantiles y de cuna populares en la época, con una duración de 20 segundos y que salía por las perforaciones del torso.
A pesar del empeño y amplia publicidad realizados, presentando el producto como un gran invento pensado para entretener a las más pequeñas en sus hogares, su andadura fue un desastre, hasta el punto de que solamente se produjeron a lo largo de unas semanas, alrededor de seis. Y es que fueron numerosos los problemas: las muñecas eran grandes y pesadas (casi 2 kilos), piezas como la manivela se perdían con facilidad y los discos de cera eran propensos a agrietarse y deformarse, ya que eran frágiles y no estaban preparados para un uso continuado ni basto, haciendo así que el sonido fuera deficiente e incluso dejasen de funcionar (está documentado un caso en el que sucedió esto mismo, tras una hora de uso). También es determinante el coste, ya que eran comercializadas por 10 dólares si estaban sin ropa o por 20 si llevaban atuendo completo; estos precios equivaldrían a unos 240 y 575 dólares actuales, respectivamente, por lo que estaban al alcance de muy pocas familias. El mismísimo Washington Post llegó a publicar el siguiente titular al respecto: "Muñecas que hablan: serían más entretenidas si pudieras entender lo que dicen". También se dice que las muñecas aterraban a los más pequeños por culpa de las voces, aunque no sé hasta qué punto esta información es veraz o una exageración formulada desde la actualidad, donde existe tanto temor hacia las muñecas de porcelana; aun así, no niego que pudieran sorprender y dar miedo por el hecho de ser las primeras que hablaron y dar la sensación de que cobraban vida.
Es también importante señalar que la producción de sus muñecas requirió de mucho trabajo y esfuerzo, puesto que se trata del primer caso conocido de personas contratadas como artistas de grabación. En concreto, unas 20 mujeres jóvenes que debían recitar ante un fonógrafo, en cubículos de una fábrica, la grabación una y otra vez, dado que no era posible reproducirlas y para cada muñeca se requería una grabación única y separada.
Salieron a la venta el 7 de abril de la fábrica de West Orange (Nueva Jersey) y no queda claro cuántas unidades llegaron a venderse; algunas fuentes estiman que hasta 2560, mientras otras apuntan a menos de 500. Finalmente, fueron retiradas en mayo del mismo año. Los registros comerciales de Edison señalan que, en ese momento, aún había 7500 muñecas en la fábrica, completamente ensambladas y listas para ser empaquetadas. Tanto las numerosas muñecas devueltas como las que no llegaron a comercializarse fueron vendidas a bajo coste, sin los fonógrafos. Después de estos sucesos, Edison, decidido y optimista, quiso crear una versión mejorada pero, en otoño de 1890, la empresa no pudo obtener el préstamo necesario para seguir con el proyecto y crear una muñeca de segunda generación, dado que su deuda ascendía a más de 50.000 dólares.
Actualmente, estas muñecas son todo un tesoro, piezas de museo y vestigios históricos de gran valor difíciles de encontrar, y mucho más con el fonógrafo conservado e intacto, que ilustran un breve pero curioso episodio en el mundo del juguete, en el cual se intentó aplicar un avance tecnológico, todavía muy novedoso y poco desarrollado, en uno de los juguetes más antiguos de la historia.
En 2015 tuvo lugar un nuevo episodio en la trayectoria de estas muñecas, pero ya como objetos históricos, puesto que el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley y la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos desarrollaron una tecnología llamada IRENE-3D, consistente en un sistema de escaneo óptico tridimensional que se encarga de recuperar las grabaciones analógicas almacenadas en soportes de audio como los cilindros de fonógrafo o discos que presentan los surcos frágiles o deteriorados, con una técnica no agresiva que no destruye el material original. Este proyecto dio como resultado la recuperación de varias de las grabaciones, 125 años después, consideradas como el registro más antiguo de voces femeninas. Tras la escucha actual, muchas personas las consideran terroríficas, pero hay que entender que el sonido, tras más de un siglo, se ha deteriorado notablemente; además, han sido restauradas digitalmente puesto que, sin este tratamiento, eran prácticamente inaudibles e inteligibles. No obstante, es posible que en su momento también fueran inquietantes, ya que los medios técnicos eran limitados e incipientes y ya sonaban de forma deficiente.
Se trata del mayor fracaso comercial y en la carrera de Edison, quien buscaba explotar comercialmente uno de sus inventos más célebres, el fonógrafo; de hecho, fue todo un hito, y constituye el primer intento de reproducir sonido con fines comerciales y de entretenimiento, es decir, la primera de sus tecnologías fonográficas desarrollada para el mercado de consumo. Es probable que uno de los mayores errores del inventor fueran las prisas, dado que siempre buscaba ser el primero en presentar avances científicos y, en el caso del ámbito comercial, se necesita tiempo para refinar los productos. Se dice que el propio Edison, después de esta desafortunada aventura, se refería a las muñecas como "pequeños monstruos" y llegó a decir que sus voces eran sumamente desagradables de escuchar.
Fotos: es.wikipedia.org, worthpoint.com, smithsonianmag.com, misteriosehistoria.blogspot.com, thevintagenews.com, twitter.com, nps.gov, thehenryford.org, edisontinfoil.com, medium.com, theriaults.com, pinterest.com, liveauctioneers.com, hystoria.ca, amazon.com, coleccionfb.com, invaluable.com, npr.org, science20.com, artsandculture.google.com.
En este vídeo podéis escuchar todas las grabaciones conservadas (en total 8):
Espero que os haya gustado. A mí me ha encantado retomar el blog después de tanto tiempo, echaba mucho de menos investigar y redactar entradas. Ojalá pueda estar por aquí más a menudo aunque, de momento, lo veo complicado.
¡Hasta la próxima!